El brasileño Éder Militao marcó el segundo gol del Real Madrid.
El brasileño Éder Militao marcó el segundo gol del Real Madrid.
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EFE

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Real Madrid ganó sin sufrimiento a la espera de un traspié del Barcelona

El conjunto blanco, con goles de Asensio y Militao, derrotó 2-0 al Celta de Vigo

El Real Madrid se acostó a ocho puntos del Barcelona antes de su duelo ante el equipo en mejor forma del campeonato, el Atlético de Madrid, tras un plácido triunfo 2-0 ante el Celta con gol y asistencias de Marco Asensio.

Se está ganando la mejora de contrato que demanda Asensio al Real Madrid para continuar. Aprovechando cada oportunidad de Ancelotti para dejar huella con su pierna izquierda, siempre cargada para ser amenaza constante en cualquier zona en la que reciba. Desbloqueó un partido anodino ante el Celta con un tanto al borde del descanso de los que hacen mella en el rival.

El zurdazo de Asensio, tras un magnífico movimiento de delantero entendiendo el ataque lanzado desde la acción de calidad de Camavinga, el pase de tiralíneas de Ceballos a la carrera de Vinicius y el pase atrás del jugador más desequilibrante de la competición, fue el premio a un Real Madrid que midió al máximo el desgaste de energía hasta que se divirtió desde una clara superioridad.

Se reguló al máximo de inicio, pese a los cinco cambios en el equipo titular de Ancelotti. Jugó al ralentí y no le costó ninguna dosis de sufrimiento. Instalado en campo contrario fue empequeñeciendo a un Celta inoperante en ataque. Con Aspas apagado y siempre al borde del fuera de juego, las miradas se desviaron al estreno de Gabri Veiga en el Bernabéu. Buenas maneras, voluntad, alguna acción de calidad pero incapaz de hacer brillar a un equipo apagado.

Así se inició la lucha del Real Madrid contra un calendario inhumano, sintiendo la dificultad de meter intensidad con el foco en otras batallas y el desgaste de las recientes ganadas. El único indiscutible que no entiende de jugar con una marcha menor es Vinicius. A los 21 minutos inició su espectáculo con un taconazo de escuela a Ceballos que Benzema culminaba con desacierto. Era la primera de un futbolista que exhibe una superioridad aplastante sobre cada jugador que se pone en su camino.

El día que Karim podía dar caza a Hugo Sánchez como cuarto máximo artillero de la historia de la Liga española, expuso una versión imprecisa. Sin su finura habitual para culminar las acciones que no se cansó de dibujar Vini. El brasileño hizo eterno el partido a Kevin, condicionado además con una amarilla en el primer acto. Los intentos de Asensio, Vinicius, Ceballos y Nacho, hoy de lateral derecho por delante de Lucas Vázquez en la rotación de Carvajal, fueron avisos.

El Celta resistió 42 minutos hasta que Camavinga impuso su físico y Asensio su racha goleadora. La sensación de partido acabado se confirmó por la falta de reacción de un equipo en zona de nadie, tan alejado de Europa como del sufrimiento de los que pelean por la permanencia. Eso se traduce en falta de intensidad en la marca. Y así llegó el segundo del Real Madrid. De nuevo la zurda de Asensio, en esta ocasión para asistir desde el saque de esquina, al vuelo sin motor de Militao. A placer, sin ningún rival encimándole, remató con potencia a la red tres minutos después de la reanudación.

Nada levantaría de la lona al Celta. Ni uno de esos errores por exceso de confianza de Militao, que perdonó Seferovic, o dos ocasiones de Aspas. Disparó a la grada del Bernabéu la primera y se topó con la envergadura de Courtois en la segunda, en un mano a mano en el que pensó salir ganador con su recorte antes de la estirada del portero belga que ha dejado su portería a cero en cinco de sus seis últimos encuentros.

El partido era el show de Vinicius, brillante cada vez que entró en juego, poniendo en bandeja el gol a Benzema que cabeceó abajo pero se topó con la mejor parada de Villar. Sacó a relucir toda la variedad posible de regates para divertirse al máximo hasta que Ancelotti decidió que era el momento de descansar. El Real Madrid ya había cumplido mientras espera la final de Copa y el duelo grandioso ante el Manchester City.

EFE
 

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